Jesuitas en la Santa Fe Colonial - Turismo Religioso

Más de 400 años transcurren desde el establecimiento de la Compañía de Jesús (1) en Santa Fe. La congregación desarrolla en este importante lapso de tiempo una rica tradición educativa en el ámbito local, con un proyecto que incide en la construcción social del espacio santafesino.

El 15 de noviembre de 1573, Juan de Garay funda -en la actual Cayastá- la ciudad de Santa Fe y ésta se constituye en paso obligado del cruce de rutas fluviales y terrestres de la línea comercial Paraguay-Tucumán-Perú. Los beneficios comerciales de la ubicación geográfica de la naciente ciudad son acompañados por otras acciones llevadas a cabo, entre las que merece destacarse la importancia otorgada a la educación: el maestro Pedro de Vega, acompañado por frailes franciscanos, intenta -no sin dificultades- alfabetizar a los lugareños.

Varios años después comienzan a pasar por el caserío, sacerdotes y hermanos de la Compañía de Jesús. La permanencia de los primeros jesuitas que arribaron es breve pero suficiente: entregan sus saberes, sus haceres y creencias que calan hondo en la mente y el corazón de los habitantes y son ellos los que piden a las autoridades civiles que intercedan para que se instalen en Santa Fe. Los cabildantes hacen propio el pedido y solicitan su presencia.

En 1610 llegan -para quedarse- Francisco del Valle S.J. y el Hno. Juan de Sigordia para cumplir la misión acordada con el gobierno de la ciudad: enseñar a leer y a escribir sistemática y sostenidamente a todos los habitantes, sin distinción alguna. Las autoridades civiles cumplen su palabra: donan terrenos, materiales y ofrecen mano de obra para la construcción de casa e iglesia. Los  jesuitas cumplen con la suya: el Hno. Sigordia comienza a enseñar y el sacerdote F. del Valle se convierte en el rector del Colegio que acaba de nacer y constituirse, por lo mismo, en el primero y hoy más antiguo del país.  Desde entonces -y hasta el presente- han pasado 400 años…

Innumerables documentos dan testimonio de los haceres de los jesuitas para sostener esta misión: comprar tierras para explotaciones agrícolas o ganaderas y con las rentas favorecer la fundación de nuevas reducciones, poblaciones, edificaciones.

 

Otros tantos revelan el apoyo incondicional que tuvieron de las autoridades civiles de las autoridades civiles.

Corresponde destacar que estos esfuerzos mancomunados tienen sus cuotas de adversidad -la resistencia de charrúas, chaqueños y pampas a la presencia de españoles en el territorio y las dificultades que provocan las crecientes del río- que deciden a los cabildantes a dejar Cayastá y trasladarse, desde 1650 y hasta 1660, a la ciudad actual. La Compañía de Jesús colabora activamente en dicho traslado y ya en el nuevo sitio, la iglesia y el Colegio ocupan el mismo lugar en la traza urbana que otrora tuvieron en Santa Fe la Vieja.

En el nuevo asentamiento se fortalece el Oficio de Misiones, entidad que centraliza, distribuye y comercializa al interior del espacio cultural jesuítico y funciona dentro del Colegio. Más de 300 son los rubros que se envían a las misiones de guaraníes, al tiempo que Santa Fe recibe grandes remesas de yerba mate que la convierten en un centro distribuidor para todo el Virreinato peruano.

El Oficio aumenta su actividad con la institución de las reducciones, a mediados del siglo XVIII. Con el apoyo del Gobernador F.J. Echagüe se posibilita aquello que destaca Luis M. Calvo (1993: 101): La incorporación del aborigen al sistema de reducciones dades espaciales que se concretaron en San Javier, San Jerónimo del Rey y San Pedro, hubieron de estar fuertemente condicionadas por las pautas culturales de los grupos aborígenes reducidos (mocovíes y abipones), que los misioneros modificaron gradualmente, estableciendo hábitos de afincamiento permanente y de explotación agropecuaria y producción artesanal para el sostenimiento de la población.

 

LA EXPULSIÓN DE LA ORDEN EN 1767 

El accionar de la Orden en las colonias y el liderazgo en las misiones con un amplio respaldo inicial -por su triple condición de pertenencia a la Iglesia Católica, agente de la Corona española e integrante respetada de la vecindad- causa tensiones políticas: la actividad de los jesuitas parece importunar a la Monarquía, que pretende la mayor concentración posible de poder dentro de sus fronteras. Esto explica la expulsión de los jesuitas de los territorios del rey Carlos III (el 16 de julio de 1767, los jesuitas de Santa Fe son conducidos a Buenos Aires, sus bienes confiscados para administración de una Junta de Temporalidades y transferidos, años más tarde, para uso y gestión de la congregación de Mercedarios, que existe en Santa Fe hasta 1848).

La Compañía permanece ausente durante un siglo; período de gestación del Estado Nacional y durante el cual Santa Fe desempeña un papel de relevancia, por su rica tradición educativa y cultural.

La enseñanza sostenida en todos los niveles hasta 1810 declina en modo ver-tiginoso luego de la Revolución de Mayo. Las guerras de independencia y las interprovinciales después provocan una desaceleración económica y un retro-ceso en materia educativa, con la forzosa clausura de la mayoría de los colegios en el territorio. El tema vuelve a ser prioritario hacia 1853, cuando Santa Fe recibe a los representantes de las provincias que sancionan la Constitución: (…) los constituyentes de 1853, algunos de los cuales moraron en las viejas celdas del colegio Inmaculada, y pudieron ver de cerca lo que debió ser aquel plantel educativo con anterioridad a 1767, tenían el propósito firme de establecer centros de educación, ya que eran de opinión que la falta de ella era la causa de todos los males acaecidos entre 1810 y 1852.” (Furlong T. II, 1962: 10)

 

RESTABLECIMIENTO DE LA COMPAÑÍA Y REAPERTURA DEL COLEGIO EN 1862

El 9 de noviembre de 1862 reabre sus puertas el Colegio de la Inmaculada Concepción (2).. A partir del contrato celebrado entre el Superior Provincial de la Compañía y el Gobernador de Santa Fe, inicia una nueva etapa para el Colegio jesuita de fuerte hincapié en la formación humanística y en el estudio y desarrollo de las ciencias. Pronto, la tarea en las aulas da lugar a la creación de otros espacios de aprendizaje (laboratorio, observatorio y academias).

Al poco tiempo de reiniciar la actividad, se vislumbra la necesidad de gestar instancias de estudios de nivel superior. Dicha necesidad se propone a las autoridades provinciales y en 1868 la Legislatura provincial aprueba el proyecto que convierte al Colegio en sede de las Facultades Mayores, cimiento de la Facultad de Jurisprudencia.

Uno de los alumnos de aquella cátedra, José Gálvez, siendo Gobernador de Santa Fe en 1889, funda la Universidad Provincial, hoy Universidad Nacional del Litoral.

A partir de este breve recorrido, es posible considerar que los aportes realizados por la comunidad jesuita, desde las diversas disciplinas del conocimiento, producen un impacto cultural y social de gran relevancia para la ciudad.

 

Referencias 

(1) La Compañía de Jesús, desde su fundación en 1540 en el contexto de los agitados debates que ocasiona la Reforma protestante, despliega una intensa carrera evangelizadora y, con el mismo ímpetu, un accionar riguroso en la formación escolar y superior no sólo en Europa, sino en Asia y América. La obra evangelizadora y la educativa se consolidan como los dos ejes fundamentales de la Orden, claves de su desarrollo en los territorios donde se asienta.

(2)La reapertura del Colegio se concreta un año antes de la fundación del primer Colegio Nacional, en Buenos Aires. En materia educativa, otras medidas son la nacionalización del histórico Colegio Monserrat de Córdoba (1854) y la creación del Colegio Concepción del Uruguay de Entre Ríos (1850).

Fuente: extracto de: Municipalidad de la Ciudad de Santa Fe, Jesuitas en Santa Fe: 400 años de historia. / compilado por María Florencia Platino. – 1a ed. – Santa Fe: Municipalidad de la Ciudad de Santa Fe, 2010. 32 p. : il. ; 20×27 cm. – (Aula-Ciudad; 7). ISBN 978-987-25787-0-1